Repensando el Aseo Urbano: De la Basura al Reciclaje
Tradicionalmente, la recolección de desechos sólidos es percibida por las ciudadanas y ciudadanos a partir de la problemática que genera la acumulación de estos en su movilidad y en lo estético (urbanístico), obviando e ignorando las consecuencias que produce este fenómeno en la salud y en el ambiente.
Asimismo, la concepción clásica de la ciudad que predominó en el país antes de la llegada del Comandante Eterno, aunado a la ausencia de una planificación de carácter nacional que lograra configurar diferentes programas en un sistema que permitiera abordar de forma idónea los procesos que operan en la cotidianidad del servicio de recolección de desechos sólidos, derivaron en una noción limitada e incluso errónea de la importancia del buen funcionamiento de este servicio.
Frente a este tratamiento, el Gobierno Nacional a través de los años ha planteado e implementado diversas políticas dirigidas primeramente a transformar estructuralmente el modelo de explotación hegemónico en el mundo, cuyas raíces se afianzaron sobre la destrucción del ecosistema, y en un nivel más superficial, tributar a la preservación del ambiente, mediante programas como Misión Árbol, que a pesar de su relevancia, debido a la rapidez con la que se produce el deterioro del ambiente, terminan siendo insuficientes. Esta disparidad entre las acciones correctivas y la aceleración que sostiene la dinámica socioeconómica contaminante reafirma que la lucha revolucionaria también debe darse en el plano ecológico, pues se trata de la supervivencia de la especie humana y del único planeta en donde hasta los momentos podemos vivir.
Por esta razón, es clave que el punto de partida de la solución sea la concientización de la ciudadanía, entendiendo que el cambio climático se trata de un problema global que nos afecta actualmente y no un posible fenómeno que se presentará en el futuro, por lo que las medidas en esta materia a apoyar, promover y sumarse, deben ser pensadas desde el ahora y no solo en el futuro, teniendo en consideración, de igual manera, que las consecuencias de este fenómeno no solo se dan en el plano de la salud, sino también que perjudica la dinámica económico y social del país, teniendo efectos por ejemplo en el transporte de mercancías, la siembra, la creación de anomalías climatológicas como sequía, inundaciones y vaguadas que inevitablemente no solo nos coloca como un reto la supervivencia, sino también urgencia el diseño e implementación de un nuevo modelo de relaciones sociales de interacción con el ambiente y en armonía con la sustentabilidad.
Es por ello que a nivel nacional, de la mano de las autoridades regionales y municipales, se ha avanzado en la puesta en marcha de programas de reciclaje que buscan, desde una nueva concepción de la ciudad y del papel protagónico que desempeña el pueblo como sujetos organizados, construir un sistema ecosustentable que le permita no solo garantizar un funcionamiento eficaz del servicio de aseo urbano, sino también reducir el daño al ambiente y generar ingresos propios para ser utilizados en la mejora de las comunidades y puesta en marcha de proyectos socioproductivos locales.
La Guaira punta de lanza en el Reciclaje
En medio de este contexto, La Guaira ha decidido ser punta de lanza en la construcción de un modelo de gestión de desechos en el que la prioridad es la corresponsabilidad entre los diferentes niveles de gobierno, factor importante entendiendo que la población es el primer eslabón y, por lo tanto, garantiza la ubicación y sectorización adecuada de la fuentes de generación de desechos, dinámica en la que las organizaciones del Poder Popular juegan un rol importante como célula organizativa de la ciudadanía, mientras la municipalidad ofrece el paraguas administrativo y logístico para la recolección y distribución de los desechos, al tiempo que la Gobernación y el Ejecutivo Nacional pueden aportar el músculo económico, científico, equipos e infraestructura para el procesamiento, tratamiento y reciclaje (reutilización del desecho para alguna actividad productiva), logrando un primer esquema idóneo de trabajo y no esfuerzos aislados que solo lleven la basura de un lugar a otro, pensando en el futuro pero también en el ahora, porque la democracia también es ecológica.
Sigue tu Corazón y aportemos juntos a la salvación de la especie humana.
Lic. En Ciencias Políticas
Ynmar Márquez